De Gioachino Rossini Ópera en dos actos Libreto: Cesare Sterbini, basado en la comedia Le Barbier de Séville ou La précaution inutile de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais Lugar y época: Sevilla, siglo XVIII Orquesta y Coro de la Compañía de Ópera “LGAM” -Leonor Gago Artist Management- Director musical: José Escandell (España) Dirección artística: Leonor Gago El Barbero de Sevilla de Rossini ha demostrado ser una de las grandes obras maestras de la comedia dentro de la música, y ha sido descrita como la ópera bufa de todas las óperas bufas. Incluso después de doscientos años, su popularidad en la escena de la ópera moderna atestigua su grandeza. La historia se desarrolla en Sevilla, en el siglo XVIII. La trama relata las peripecias de una pareja de enamorados integrada por el conde de Almaviva y la joven huérfana Rosina. Bartolo, preceptor de la muchacha, también la pretende pese a la diferencia de edad. Para evitarlo, la pareja se vale de la ayuda del barbero Fígaro, quien mediante enredos engañará a Bartolo. Acto I El conde Almaviva, bajo el nombre de Lindoro, intenta, en vano, conocer a Rosina, la pupila del viejo y severo doctor Bartolo. Le han aconsejado que busque ayuda en Fígaro y, por ello, lo contrata en su servicio. Bartolo, por su parte, se muestra especialmente suspicaz, sobre todo porque Basilio, el profesor de música, la ha advertido que Almaviva está en la ciudad y merodea en los entornos de su casa. Por consejo de Fígaro, el conde se disfraza de soldado e intenta introducirse en la casa de Bartolo con una orden de alojamiento para soldados. Finge estar borracho, con lo que alerta a la guardia. Sin embargo, Almaviva le confiesa en secreto al oficial que, en realidad, él es el conde, por lo que éste se retira, de inmediato, con sus hombres. Bartolo no entiende nada de lo que está pensando. Acto II Siguiendo una vez más con el consejo de Fígaro, Almaviva va a casa de Bartolo haciéndose pasar por el profesor de música. Explica que Basilio está enfermo y que le ha enviado en su lugar. La lección da comienzo, y tanto Rosina como el conde son celosamente vigilados hasta que el desconfiado anciano se queda dormido. La lección de canto se convierte entonces en lección de amor. Entretanto, Fígaro le roba a Bartolo la llave de la puerta del balcón. Cuando Basilio, ajeno a lo sucedió, se presenta para la clase de música, le deja el campo libre al falso profesor gracias a una pesada bolsa de dinero con la que se convence de que está realmente enfermo. Mientras Fígaro distrae al doctor con sus artes de barbero, Rosina y Almaviva planean su fuga. Sin embrago, Bartolo sospecha que lo van a traicionar u echa de casa al falso profesor de música y envía a Basilio en busca de un notario para casarse cuando antes, él mismo, con Rosina. Para ello, la intenta convencer de que Lindoro la es infiel y ella, llena de dudas, delata su plan de fuga. Bartolo alerta a la guardia. Almaviva y Fígaro trepan a la casa de Bartolo. Por su parte, Lindoro se da a conocer a Rosina como conde de Almaviva y consigue desmentir las calumnias de su tutor. Fígaro apresura a la pareja de amantes pero ya es demasiado tarde: han quitado la escalera de la ventana. Basilio aparece con el notario y cuando regresa Bartolo se encuentra a la pareja casada. Toda precaución ha sido en balde.